EUROPA
PRESS
26 julio
2020
Si
duermes menos comes más, ¿sabes por qué?
¿Dormir menos hace que tengamos más
ganas de comer? Sí, es algo que hoy en día se encuentra "sólidamente
demostrado", mediante estudios epidemiológicos, y es que la deprivación de sueño se asocia con un riesgo aumentado de
desarrollo de obesidad y de diabetes tipo 2.
Así lo cuenta en una entrevista con Infosalus
el doctor Javier Salvador Rodríguez, miembro del Área de Neuroendocrinología de
la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), quien explica que la
regulación del balance energético es "extremadamente compleja", con
influencias hormonales que promueven la ingesta y otras que poseen un efecto saciante.
"Todo parte de un complejo sistema neurohormonal
y multifactorial", según detalla con mensajes procedentes de varias partes
del cuerpo por un lado, del sistema nervioso, del tubo
digestivo, del tejido graso, del hígado y del páncreas; y por otro, con la
función de varias hormonas, como la ghrelina
(secretada predominantemente por la mucosa gástrica) que posee un poderoso
efecto estimulador del apetito, mientras que otra hormona, la leptina, procede del tejido adiposo y está dotada de un
efecto saciante.
Partiendo de este escenario, el endocrinólogo subraya que la
privación de sueño aumenta la concentración de la hormona ghrelina,
mientras que reduce la leptina, favoreciendo así un
comportamiento alimentario encaminado a la ganancia de peso.
"Adicionalmente, la deprivación
de sueño constituye un modelo de estrés y de activación del sistema nervioso
simpático, que se asocia también con el desarrollo de obesidad abdominal, y de
resistencia a la insulina; fenómenos ambos que aumentan la probabilidad de
desarrollar diabetes. Por último, dormir poco favorece la somnolencia diurna y
el cansancio promocionando el sedentarismo, lo que también promueve la obesidad
y la diabetes", sostiene el especialista.
Ahora bien, cuando tenemos mucho sueño tendemos a comer
cierto tipo de alimentos. "Existe menos conocimiento acerca del efecto de
la deprivación de sueño sobre la ingesta de
macronutrientes, si bien los estudios reportados en ese sentido abogan a favor
de un aumento de la ingesta de carbohidratos, en el marco de un patrón de
ansiedad por la ingesta. Esta variación en el porcentaje de ingesta de
macronutrientes favorece más el riesgo de obesidad, de resistencia insulínica, y de diabetes", afirma el doctor Javier
Salvador Rodríguez.
Ponerle solución y
dormir mejor, el primer paso
Con todo ello, el especialista de la SEEN remarca en primer
lugar la importancia de que cuando exista deprivación
de sueño, es vital que ésta se corrija si queremos evitar sus efectos
metabólicos perjudiciales. "Los fenómenos biológicos que desencadena la
falta de sueño van más allá de la alteración en el control de la ingesta",
apostilla.
Sobre qué alimentos son los más convenientes en estos casos,
el endocrinólogo resalta que, en principio, en cualquier situación la apuesta
más segura para mantener la salud metabólica es seguir las líneas marcadas por
la dieta mediterránea, y con un contenido predominante en frutas y en verduras,
así como en fibra y grasas de origen vegetal, aparte de controlar el consumo de
carne roja y de grasas animales.
"Hay que evitar el estrés y mantener actividad física
cotidiana adaptada a las circunstancias clínicas individuales. Evitar el
estrés, y la cronodisrupción, es decir el
desacoplamiento respecto al ritmo sueño-vigilia, tanto en lo que respecta a la
ingesta calórica como al sueño son factores importantes. La mejor forma de
contrarrestar la deprivación de sueño es mantener un
periodo de descanso nocturno regular y de una duración de 7-8 horas",
subraya.